
Una vez que termina enero, no hay escapatoria. La pesadilla de las matrículas es inevitable y solo queda armarse de paciencia para no sucumbir con una taquicardia ante la interminable sucesión de gastos que parecen nunca acabar. Sí o sí, los chicos empiezan clases en marzo o fines de febrero y hay que estar preparados, porque el que se desespera, pierde. Sobre todo si recordamos que lo bueno cuesta y los imprevistos cuestan mucho más.
La primera parte, la matrícula en sí, no es tan complicada. Hay que pagar el derecho de matrícula y la primera mensualidad, que en Lima fluctúa entre S/.100 y S/.2.500. En algunos colegios, como el Newton, nos proponen el costo anual y dejan que uno se organice para pagarlo. Ciertamente, también cobran la Apafa (S/.250 en promedio) y el seguro contra accidentes (S/.100 aproximadamente), pero como bien dicen en Indecopi, esos pagos no son requisito indispensable para la matrícula, así como tampoco lo son las cuotas extraordinarias, donaciones para la piscina temperada, cuotas de la kermés o materiales de trabajo elaborados por el mismo colegio.
Dolor de cabeza aparte significa pagar la cuota de ingreso (entre S/.2.000 y S/.6.000), en caso de que seamos nuevas en el colegio, pero ese es un gasto que se suele realizar en agosto u octubre, cuando se postuló al centro educativo. Y ni se diga si el niño creció y hay que pagar la universidad… Las pensiones fluctúan entre S/.500 y S/.3.000.
Pero es pasada la formalidad de la inscripción cuando los problemas empiezan, sobre todo si no se ideó un plan con anticipación. Tengo amigas que piden la lista en diciembre y aprovechan la gratificación para hacer una primera tanda de compras. Aun cuando no se consigan las superofertas de la campaña escolar de verano, se quitan un primer sufrimiento de encima. Otras realizan algunas compras parciales clásicas, como la mochila y la lonchera (S/.160) en diciembre y reparten el resto de adquisiciones para enero (útiles de escritorio) y febrero (libros). Pero el plan que a mí me ha resultado más rentable en varias oportunidades es armar un grupo y realizar compras en conjunto ante un mayorista.
ESTRATEGIA MÁGICAPartamos de algo que todo el mundo necesita: cuadernos. En un supermercado promedio, los encontramos a S/.6,9 en buena calidad y S/.2,9 en marca ‘huequito’ (al primer borrón se rompe el papel). Pero si se compra por docena en alguno de los mayoristas que están en el Barrio Chino se consigue por S/.4,20 los de buena calidad, con carátula de Disney, stickers y boleta incluidos. Y si se juntan con dos o tres mamás del mismo salón –o sus primas, que tienen a los niños en otro colegio, pero también necesitan cuadernos– se puede comprar por cajas y les sale hasta S/.3,80 los mismos cuadernos.
Si seguimos avanzando en la lista, podemos aplicar la misma ecuación a los lápices, tijeras, témperas, colores, plumones y demás ‘commodities’ de las listas escolares. Acabada esa primera fase, que puede ser comprada al por mayor, vienen todos los extras y especialidades.
Por ejemplo, por los hijos más pequeños se sufren requerimientos de lo más diversos en papelería –mientras más pequeño el hijo más variedad de cartulinas– y demás rubros que abarcan desde el mandil de plástico para la clase de arte (S/.20) hasta la inevitable flauta (S/.30). Además, están todos los útiles no pedidos en la lista, pero imprescindibles para la casa, que incluyen el otro juego de colores y lápices de repuesto para poder hacer la tarea cuando el niño se olvide la cartuchera en la clase, hasta el infaltable perforador (S/.22,5). Sin tomar en cuenta que se haya cedido ante el capricho de la goma con escarcha de colores, los plumones fosforescentes para tela, los ‘post-it’ en forma de fresita y las infaltables libretas con olor a vainilla y canela para tomar apuntes.
Sin embargo, la parte más costosa de esta lista de útiles llega con los libros. Salvo que el colegio los fabrique, en cuyo caso el costo suele bordear los S/.50 por texto y pueden irse comprando desde agosto del año anterior (con la gratificación de 28 de julio), lo usual es gastar S/.85 por materia básica, S/.60 por curso secundario y S/.120 del plan lector anual. Aquí los ahorros por docena son mínimos y difícilmente se puede gastar menos de S/.600, incluidos el diccionario, la Biblia y la Constitución.
Una vez terminada la lista –que ya superó los S/.800 usando un método que nos permitió ahorrar casi S/.100 por niño– hay que considerar el presupuesto para ropa. Esto siempre es mejor dejarlo al final porque, valgan verdades, a los niños les encanta dar su último estirón al final del verano, así que mejor no comprar por anticipado. Ya sea que usen uniforme o solo un jean, la compra de nuevas prendas y zapatos es obligada y fluctúa entre S/.200 y S/.600.
Al final, entre muertos y heridos, el gasto supera los S/.3.500 por criatura, a los que habrá que sumar un mínimo de S/.50 en transporte y unos S/.1.200 más si pretendemos pagar todo con el máximo de cuotas que permite la tarjeta de crédito.
Escrito por Marcela Mendoza Riofrío publicado por El Comercio Jueves 27 de Enero del 2011